La dieta mediterránea en el cáncer de mama

Según una investigación realizada por el Grupo español de Investigación en Cáncer de Mama, éste se puede reducir hasta en un 30% si seguimos una dieta mediterránea.

Pero el estudio no sólo nos deja este dato tan importante, sino que también se ha demostrado que las dietas que eliminan todo tipo de grasas no aportan beneficios o ventajas para este colectivo. La mejor dieta es la mediterránea que como todos sabemos está basada en el consumo de verduras, legumbres, pescado, frutas y, sin olvidar, el aceite de oliva.

La dieta nos recomienda la ingesta de 600 gr. De vegetales al día para reducir el riesgo de desarrollar un tumor. Si en cada una de las comidas ponemos una cantidad de verduras y legumbres y tomamos una pieza de fruta, estamos cerca de alcanzar esa cantidad. Por otro lado, se recomienda la reducción de azúcares y harinas y se inclina por una cocción más sana como es el asado, la plancha, el papillote o el vapor, todo aderezado con un poco de aceite de oliva que potenciará el sabor de los alimentos. Estas técnicas además de ser más sanas también aportan menos calorías.

Y para completar una alimentación equilibrada nada mejor que zumos naturales y agua, mucha agua, repartida a lo largo del día en pequeñas tomas.

Es pues, fundamental como método preventivo contra el cáncer de mama, llevar una dieta equilibrada pero a ella hay que sumar una vida sana. La práctica de ejercicio es un gran preventivo, no sólo contra el cáncer, sino contra otras enfermedades como las cardiovasculares.

Por supuesto hay que sumar el evitar hábitos no sanos como pueden ser el consumo de tabaco y alcohol. Pero quizás hay algo a lo que no se le presta mucha atención y es fundamental. Nos estamos refiriendo al control del estrés. La vida diaria está llena de pequeñas situaciones conflictivas que se van acumulando y que a la larga pueden desembocar en un estado de estrés. Controlar estas situaciones con técnicas de relajación es una buena alternativa ya que además de ayudarnos en las situaciones concretas a afrontarlas y a salir de ellas, también nos proporcionan beneficios a largo plazo. Teniendo las herramientas para afrontar los problemas de forma tranquila no sufriremos estrés y nuestra calidad de vida será mucho mejor.

Así pues, a los grandes beneficios de la dieta mediterránea, le tenemos que sumar el ejercicio y el control del estrés con lo que obtendremos una vida mucho más saludable.

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